Seguro que en algún momento de tu vida has tenido pensamientos obsesivos con algún tema que aparecían en tu mente sin tú quererlo y que no sabías cómo poder ponerles fin. Sería como una nube que se nos coloca delante como en la foto de portada que he elegido. Hoy hablaré de ellos y de cómo entenderlos y manejarlos.

·       QUÉ ES UNA OBSESIÓN

Una obsesión es un pensamiento, un impulso o una imagen mental repetida, que no es deseada y provoca una ansiedad y angustia elevada. Las personas reconocen que son suyos aunque pueden ser absurdos o inapropiados.

Las obsesiones más comunes tienen que ver con algunas de estas temáticas:

-Limpieza y contaminación

-Preocupaciones o problemas

-Dudar sobre las relaciones sentimentales

-Perder el control sobre el propio comportamiento

-Pensamientos de dañar a uno mismo o a otros

-Pensamientos no deseados, prohibidos por uno mismo que involucren al sexo y/o religión.

-Pensamientos sobre el peso, la comida y el cuerpo

Es posible que los pensamientos obsesivos se intenten calmar a través de compulsiones (que son comportamientos repetitivos en respuesta a las obsesiones): limpieza o lavado de manos, ordenar de una manera particular, comprobar cosas una y otra vez, contar, repetir palabras… (en este post no voy a centrarme en las compulsiones o su manejo, sino solo en los pensamientos obsesivos)

·       ENTENDER MEJOR LAS OBSESIONES

-El FENÓMENO DE LA FUSIÓN PENSAMIENTO-ACCIÓN: Muchas personas creen que por el hecho de pensar algo ya van a llevarlo a la acción. Esto se llama fusión pensamiento-acción. En general, las personas que están mucho en la cabeza (y atienden menos al cuerpo y la emoción) suelen tener un EXCESO DE CONTROL, así que me gusta explicarles que actuar un pensamiento es realmente difícil (es decir, tener una acción impulsiva sin reflexión). Esta información suele tranquilizar.

De la misma manera hay que cuestionar la idea de que pensar algo no hace más probable que ocurra. Un pensamiento no es una predicción ni una advertencia acerca de una acción, lo que sucede es que hay mucho miedo de que fuera así. Por ejemplo, pensar que alguien puede morir no hace más probable que muera. Por eso es muy importante no confundir pensamientos con acciones.

-NUESTROS PENSAMIENTOS NO SON CONTROLABLES: muchas personas creen que sus pensamientos están bajo un control consciente y que deberían ser capaces de hacerlo. No podemos hacer que nuestros pensamientos aparezcan o desaparezcan voluntariamente a nuestro gusto.

-NUESTROS PENSAMIENTOS NO TIENEN QUE VER CON QUIÉN SOY YO COMO PERSONA. Una paciente mía me decía que era mala persona por tener pensamientos obsesivos recurrentes con hacer daño a otras personas. Diferenciar sus pensamientos de quién era ella como persona fue crucial. Tener un pensamiento desagradable no te hace ser una persona desagradable.

Sería algo así como: “Yo no soy mis pensamientos”, ya que la identidad y personalidad de alguien está formada no solo por lo que piensa sino por lo que siente (emociones) y por cómo actúa (comportamientos). Aunque suene muy básico: “Un pensamiento es solo un pensamiento”

·       LO QUE NO FUNCIONA CON LAS OBSESIONES

Cuanto más intentes no pensar en ellos, más fuertes e insistentes se volverán.

-EVITARLAS: frases del tipo: “deja de preocuparte, no pienses en ello” no ayudan porque realmente no se está entendiendo la función de la obsesión ni el patrón por el que aparece. La angustia seguirá presente.

-PARARLAS: recuerdo cuando estudiaba Psicología que en una de las asignaturas en la que nos hablaban de técnicas a la hora de trabajar con las obsesiones, nos contaron una que era la PARADA DE PENSAMIENTO. La verdad que yo nunca estuve de acuerdo con ella ni entendía la finalidad de la misma. Recuerdo que la profesora explicaba que había que pedirle al paciente que se pusiera una goma en la muñeca y que se tirara de ella cada vez que pensaba en un pensamiento obsesivo que quisiera parar. Espero que esto ya no se siga enseñando porque en la práctica clínica proponer a un paciente que pare su pensamiento no solo no es útil sino que no tiene sentido alguno y es contraproducente. (Al margen de lo absurdo que resultaría pedirle que se pusiera una goma de la que tirarse cada vez que quisiera parar un pensamiento)

-SUSTITUIR pensamientos desagradables por otros agradables. Los pensamientos que intentas sustituir seguirán estando y lo esperable es que vengan con más fuerza a tu mente cuanto más intentes alejarlos.

-DISTRAERLAS: pensar en otras cosas puede servir a corto plazo pero no servirá para manejar las obsesiones a largo plazo.

·       LO QUE SÍ FUNCIONA CON LAS OBSESIONES

-RECONOCERLAS Y ACEPTARLAS

La aceptación implica permitir que las obsesiones estén aunque no nos gusten y nos generen malestar. “Estoy teniendo un pensamiento obsesivo, voy a dejarlo estar”. Aceptarlo no significa estar de acuerdo ni que me guste algo, significa no luchar para que se marche.

-RECONOCER LOS DESENCADENANTES Y LA SECUENCIA EN LA QUE APARECEN

-CONOCER LA FUNCIÓN QUE CUMPLEN LAS OBSESIONES:

Una de mis pacientes tenía pensamientos obsesivos constantes en relación a dudar de si quería o no quería a su novio. Estos pensamientos aparecían espontáneamente y generaban mucho malestar. Ir entendiendo la secuencia de qué los desencadenaba y entender que cumplían una función de separarla de emociones que le estaban generando mucho miedo. Lo que vimos es que debajo de ese mecanismo obsesivo había un miedo y una angustia acerca de su futuro laboral, ya que se encontraba muy insatisfecha y a la vez muy perdida de hacia dónde decidirse. El pensamiento obsesivo de dudar de su relación le hacía desviarse de lo nuclear que fue tratar y trabajar su miedo y su frustración acerca de su mundo laboral. Cuando nos centramos en trabajar este núcleo y se resolvió, los pensamientos obsesivos de duda sobre su novio dejaron de aparecer.

-ENTENDER LA EMOCIÓN QUE SUBYACE A LAS OBSESIONES. TRABAJAR CON LAS EMOCIONES Y LAS SENSACIONES QUE PROVOCAN LOS PENSAMIENTOS.

Otra paciente mía tenía pensamientos obsesivos sobre hacer daño a sus familiares. Se sentía muy mal porque ella quería mucho a sus padres y no entendía por qué pensaba esto. De nuevo fue clave ir buceando para entender qué era lo nuclear que había por debajo y en este caso vimos que había varios temas en los que trabajar: tenía una represión extrema de su sentimiento de rabia (y los pensamientos obsesivos eran una manera de expresar parte de esta rabia) y también un miedo a crecer y a ser independiente.

Considero que una parte IMPRESCINDIBLE del trabajo con los pensamientos obsesivos es el trabajo de ANALIZAR, IDENTIFICAR Y ENTENDER LAS EMOCIONES que subyacen a todos estos pensamientos, así como igual de importante es observar las sensaciones corporales que provocan dichos pensamientos para lograr calmar al cuerpo asustado.

Imaginemos una casa que tiene distintas habitaciones: una son los pensamientos, otra son las emociones, otra son las sensaciones corporales y otra es los comportamientos que tenemos. Alguien con ideas obsesivas no suele entrar en las habitaciones de la emoción y de las sensaciones corporales, solo se focalizan en pensar y actuar. Aprender a observar lo que le sucede en el cuerpo y lo que la emoción siente va a hacer que el trabajo sea mucho más completo.

¿Qué emoción siento?, ¿qué siente mi cuerpo con mi pensamiento obsesivo? Al principio suele costar bastante observar lo que el cuerpo siente porque es un campo desconocido. También lleva tiempo aprender a identificar y nombrar las emociones subyacentes. Empezar a hacerlo suponen un avance enorme a la hora de manejar los pensamientos obsesivos.

Todo el mundo tiene pensamientos obsesivos pero son poco compartidos con los demás ya que suelen generar mucha verguenza y se tienden a ocutlar. Si sientes que tus pensamientos obsesivos te están generando mucha angustia y sufrimiento y no sabes cómo entenderlos ni manejarlos, pide ayuda profesional.

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