Desde hace pocas semanas estoy atendiendo a unos padres que traen la pregunta implícita de si su hijo de 5 años es trans y me ha parecido interesante poder hablar sobre ello.

          En los últimos años la demanda de psicoterapia de personas con disforia de género ha aumentado y quiero trasladaros distintas reflexiones acerca de mi experiencia y la de otros muchos colegas que han trabajado en diferentes Unidades de Diversidad Sexual y de Género de otros países (Gran Bretaña, Holanda, Estados Unidos…)

  • LA DISFORIA DE GÉNERO 

       La disforia no es una enfermedad, sino un desorden, desconcierto y sufrimiento que produce un conflicto interno en el niño, adolescente u adulto que la vive, al sentir una incongruencia entre el sexo biológico y el género.

       El sexo es innato y determinado biológicamente. El género se construye a partir de sentimientos, fantasías, miedos y modelos de género que el entorno va proyectando sobre el bebé. El menor va haciendo suyas dichas emociones, sentimientos, inquietudes y modelos paternos y maternos y los va modificando según su desarrollo neurológico, sensaciones y actividad motriz. También irán apareciendo nuevos referentes vinculares, rasgos identificatorios variados y nuevos intereses.

  • EL CASO DE LUCAS

          Lucas: tiene 5 años y lleva un tiempo fascinado por las princesas, le encanta disfrazarse con vestidos, juega a ser una niña llamada Anabel y disfruta dibujando figuras femeninas: a su profesora y a su madre principalmente. La profesora les ha dicho que lleva unos días firmando sus trabajos como Anabel y ha pedido que le llamen así. Es un niño feliz y contento, está integrado en su clase. No rechaza sus genitales, al contrario, hace poco le decía a su madre: “Ay qué pichilla tan bonita tengo”. Se identifica con aspectos tanto femeninos como masculinos. Lleva mal cuando sus padres se quedan a solas, no le gusta verles darse besos y les reclama atención cuando se ponen a hablar de cosas en las que él queda excluido. Le gusta jugar a juegos de mesa y lleva muy mal perder. El otro día quiso llevar una coleta al colegio y al volver contó que una niña le había dicho que “llevar coletas solo era de niñas”. También ha expresado que quiere ponerse una falda.

          Los padres se pusieron a buscar información en internet y vieron el vídeo de un niño de 5 años con algunas características similares a su hijo y que había transicionado a niña a la misma edad que Lucas. Confundidos con cómo actuar, me contactaron. Yo no diría que Lucas presenta una disforia de género en estos momentos, aunque entiendo que los padres me hayan contactado, ya que a veces la información que obtenemos a través de las tecnologías puede confundir más que aclarar.

Estoy trabajando con los padres varios aspectos para que ellos entendieran: el menor no está sufriendo, sus identificaciones femeninas y masculinas al mismo tiempo están siendo transitorias y hay que ver cómo irán evolucionando. Está en plena fase edípica (Si se quiere ampliar información escribí un post sobre esta etapa: http://www.mariapsicologamadrid.com/blog/2022/11/25/lo-que-las-familias-tienen-que-saber-sobre-el-complejo-de-edipo ), hay fantasías de convertirse en niña mientras que no se rechaza la identidad masculina. Entender la fase evolutiva en la que está su hijo y todo lo que está expresando a través de su fantasía y realidad, al mismo tiempo que saber cómo ir manejándolo les ha dado mucha tranquilidad.

  • REFLEXIONES SOBRE EL TRABAJO PSICOTERAPÉUTICO EN LA DISFORIA DE GÉNERO

           Sin embargo, hay otros casos donde sí hay una clara disforia de género y habría que tener en cuenta:

          1. Escuchar el MOTIVO DE CONSULTA y la DEMANDA del paciente. Nunca un psicoterapeuta tiene que definir el género de sus pacientes. Como profesionales sanitarios tenemos que escuchar qué nos está pidiendo la persona que llega a la consulta y en base a ello trabajar.

           Expongo dos personas que atendí con motivos de consulta muy distintos:

          -Luis (40 años) llegó a consulta asegurando tener claro que quería hormonarse y cambiar a un género femenino. Como niño había vivido mucho rechazo en toda su infancia y adolescencia. Quería “borrar” su pasado y tenía la expectativa que siendo mujer no volverían a agredirle. Luis no venía a terapia para reflexionar sobre su decisión de transicionar, venía buscando un acompañamiento en el proceso de llevar a cabo su decisión. Sí trabajé en las expectativas puestas en dicho cambio, las consecuencias de sus decisiones y la idea de que lo saludable era que integrara su historia de niño y adolescente, ya que nunca podría erradicar su sexo biológico.

          Tras dos años de terapia, fue haciendo una transición social, inició una terapia hormonal, se cambió el nombre en el registro, empezó a trabajar como Luisa, conoció amistades como mujer trans y nos despedimos mientras esperaba ser llamada para la cirugía de reasignación sexual.

          -Ana (14 años) vino acompañada de su madre porque no se sentía a gusto con algunas partes de su cuerpo, no se identificaba del todo como mujer pero tampoco se identificaba como hombre. Se sentía confundida acerca de quién era y la relación con su cuerpo estaba llena de contradicciones. Antes de llegar a mí, habían acudido a una psicóloga que tras un par de sesiones les había dicho: “tú eres un chico trans”. Ana se asustó mucho y decidió cambiar de psicóloga. Ella sí trajo una demanda de entrar a una reflexión profunda antes de tomar ningún tipo de decisión acerca de si transicionar o no.

          2. No tener la pregunta de: ¿Por qué alguien es trans?, ya que va ligada a una patologización, sino: ¿DE QUÉ FORMA ES?. ¿QUÉ SIENTE?, ¿CUÁLES SON SUS IDENTIFICACIONES?, ¿QUÉ LE MOTIVA A ESAS IDENTIFICACIONES?, ¿QUÉ MOTIVA A QUERER CAMBIAR SU CUERPO?, ¿QUÉ EXPECTATIVAS HAY PUESTAS EN DICHO CAMBIO?, ¿qué nociones de género tiene y quién las ha definido?, ¿Cómo ha llegado a sentirse hombre/mujer?, ¿La persona está inmersa en un momento de CRISIS?, ¿De qué tipo de crisis hablamos?, ¿hay riesgo de suicidio?, ¿qué estructura de personalidad hay subyacente?, ¿mecanismos de defensa?

         3. Buscar cualquier tipo de modificación corporal no puede considerarse aisladamente como un indicador de patología. La clave es ver qué estados mentales sustentan dicha búsqueda. Hay que averiguar si hay fantasías de que cambiar el cuerpo borrará los dolores psíquicos.

  • PSICOTERAPIA CON MENORES  CON DISFORIA DE GÉNERO

         A la hora de trabajar con menores (y sus familiares) que manifiestan discordancia con su sexo/género es fundamental:

          -Hacer un acompañamiento terapéutico PERSONALIZADO, ya que cada caso es diferente.

          -Averiguar si la discordancia es TRANSITORIA o está muy CONSOLIDADA.

      -Diferenciar el tipo, el grado y las variables que tienen relación con el sufrimiento en torno a la disforia de género.

        -Discernir los inconvenientes/beneficios de hacer o no hacer el tránsito y de cómo y cuándo hacerlo.

      -Garantizar a los familiares responsables de los menores la información y consecuencias de los riesgos que implica tanto intervenir como no hacerlo, sobre todo si es irreversible.

     -Descartar que el deseo de transición no encubra otro tipo de problemáticas emocionales o psicológicas subyacentes(dificultades en integración social, miedos al cambio puberal, respuestas inconscientes relacionadas con la familia de origen, negar partes del yo o de la historia vivida…) sobre la relación con el cuerpo o el entorno, y si los hay, ver cómo tratarlos.

         - Que los profesionales sanitarios estemos formados y actualizados en todas las investigaciones que se sigan realizando acerca del proceso terapéutico en estos casos.

      -Diferenciar cuánto hay de FANTASÍA, cuánto hay de realidad. Es decir, poder separar lo que imaginamos y la realidad externa. En niños/as es especialmente importante tener en cuenta este aspecto, ya que hasta los 7 años tienen un PENSAMIENTO MÁGICO, caracterizado por una mezcla de la realidad con la fantasía (algún ejemplo sería: Reyes Magos, monstruos, amigos imaginarios…)

          Para concluir, quiero recordar la idea de que no puede generalizarse el abordaje terapéutico en personas transgénero: cada identidad de género es única, y viene de un recorrido biográfico y unas formaciones idiosincrásicas.

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