En mis 14 años trabajando como psicóloga en la consulta he atendido a varias mujeres lesbianas y bisexuales que habían sido agredidas sexualmente por otras mujeres. Me puse a investigar sobre la bibliografía que había sobre este tema y fue sorprendente encontrar muy poco acerca de este asunto. Hoy he decidido hacer visible a través de mi blog y nombrar un tema del que se habla poco.

·       NOMBRAR LO INNOMBRABLE

Cuesta trabajo imaginar a una mujer violenta y abusadora. Es como si se compartiera socialmente la creencia de que las mujeres no son violentas, no violan o no maltratan. Cuando pensamos en un abuso sexual parece que la imagen asociada rápidamente en nuestras cabezas es la de un hombre. La mayoría de los perpetradores de violencia sexual son hombres, pero también existen mujeres perpetradoras de violencia sexual a otras mujeres.

La agresión sexual de mujer a mujer aún se trivializa y se subestima. ¿Por qué?. La representación del rol de la mujer relacionada con las construcciones sociales y culturales continúan enfatizando los aspectos de crianza y protección de este rol, así como la sexualidad no agresiva de las mujeres. Esto influye en que cueste trabajo reconocer esta realidad y aceptarla.

·       LA VIOLENCIA SEXUAL DE MUJER A MUJER

El trauma emocional por el que pasan las mujeres víctimas de otras mujeres abusadoras es el mismo que por el que pasan las mujeres a manos de hombres.

Tres de los conceptos básicos a la hora de explicar la violencia tienen que ver con el PODER, la DOMINACIÓN y el CONTROL. La violencia no se trata sólo de género sino que se trata de hacer un análisis más profundo y ver las dinámicas familiares que derivan en la formación de individuos violentos, ya sean hombres o mujeres.  

Una mujer que agrede sexual, física y psicológicamente (al igual que un hombre agresor) busca controlar los pensamientos, las creencias o la conducta de su pareja íntima, culparla, manipularla, castigarla si se resiste a su control. Los tipos de abuso incluyen: violencia física, control emocional y psicológico, abuso verbal, control financiero, violencia sexual… Y más concretamente cuando hablo de agresión sexual por parte de una mujer a otra, me estoy refiriendo a cualquier actividad sexual no deseada: tocar partes del cuerpo, besar, penetración vaginal con objetos, penetración vaginal con los dedos, sexo oral y/o anal, visualización forzada de pornografía…

Un aspecto clave de la coerción sexual es ser manipulada, persuadida o convencida para realizar una actividad sexual en la que no querías participar.

·       ALGUNOS TESTIMONIOS DE LAS MUJERES QUE HE ATENDIDO

Para preservar la confidencialidad de mis pacientes mujeres atendidas voy a evitar poner ningún nombre y sólo pondré entre comillas algunas de las frases que me fueron expresando durante todo el proceso de terapia:

-“Nunca pensé que una mujer podría atacarme de la misma manera que lo hace un hombre”.

-“Sabía y me dí cuenta de no querer hacer ciertas cosas, temía que si no las hacía el resultado iba a ser un enfado y una amenaza de que me dejaría”.

-“Ella ignoraba el “NO” las veces que podía decírselo, e insistía e insistía, llegaba un momento en el que yo me bloqueaba y cedía”

-“Si no me apetecía tener sexo, empezaba a degradarme, me decía que era mi culpa porque nunca teníamos sexo. Decía que no le mostraba todo lo que la quería”

-“Tengo muchos problemas con el tacto y el contacto físico a día de hoy. Me cuesta trabajo imaginarme de nuevo en un encuentro sexual con otra mujer”.

-“Me siento muy triste, me duele no solo el abuso físico sino el abuso de la confianza, yo confiaba en ella, cómo pudo hacerme todo lo que me ha hecho”.

 

·       EL IMPACTO EMOCIONAL SIENDO OTRA MUJER LA PERPETRADORA

-El proceso habitual de muchas mujeres hasta que logran nombrar que han sido agredidas sexualmente por otra mujer pasa por negar, olvidar, disociar, minimizar todo lo que les ha ocurrido. A menudo, una vez que ya no están en esa relación es cuando pueden comenzar todo el proceso de aceptación de lo que les ha ocurrido vivir, reconocerse como víctimas de abuso sexual por parte de una mujer.

-Si tuviera que poner una palabra común a todas las mujeres que he atendido agredidas por otras mujeres sería la palabra DEVASTACIÓN. Se sienten devastadas una vez son conscientes de la agresión sexual vivida.

-Sentimientos de VERGÜENZA y MIEDO al pensar en decir que han sido agredidas sexualmente por otra mujer. Hay una vergüenza y un miedo a no ser VALIDADAS, a no sentirse entendidas. Incluso si se animaran a denunciar es probable que fueran tomadas menos en serio que otras mujeres heterosexuales que sufren maltrato por parte de un hombre.

-TRISTEZA, anhedonia, pérdida de motivación, depresión, desesperanza. A veces aparecen pensamientos suicidas.  También angustia y ansiedad, desregulación emocional que afecta al sueño y al apetito.

-Es muy común que en el trabajo con el trauma de todo lo vivido haya pesadillas y flashbacks.

-Dificultades sexuales, pérdida del deseo sexual, rechazo y evitación de todo nuevo encuentro sexual con cualquier otra mujer.

-Baja autoestima, inseguridad, confusión, aislamiento.

-Es muy habitual que al trabajar la historia de agresión sexual con su pareja aparezcan otras vivencias del pasado traumáticas relacionadas con agresiones o abuso (en la familia, situaciones de acoso en el colegio, por parte de otras parejas) que estaban disociadas, separadas de la conciencia y que ahora se reabren al empezar a reconocer la situación de violencia.

Para concluir, la idea de este post es hacer visible una realidad que incluya que además de hombres agresores también hay mujeres que son capaces de infligir terror y daño a otras mujeres. Si alguien quiere ampliar más información sobre el tema, recomiendo el libro: “Woman to woman sexual violence” de Lori B. Girshick.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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